Siguiendo en la línea de la publicación anterior sobre el conocimiento de nuestra historia de Al Andalus y en el contexto de cómo a través de nuestros sistemas educativos tan sumamente manipulados recibidos durante tantas generaciones, toda la información histórica sobre esta cultura se condensaba en solo unos breves párrafos. Una historia de ochocientos años, con el mensaje claro de que aquellos árabes invadieron nuestra Península Ibérica y que por fin logramos expulsar.

En esta síntesis, los niños españoles teníamos que estudiar y aprender lo que los maestros nos imponían, no se nos daban, ni se nos ocurría la más mínima posibilidad de consultar otras fuentes, y así fuimos creciendo y educando a nuestros hijos, asumiendo que no teníamos derecho a desarrollar ni exponer nuestros propios criterios y mucho menos defender nuestras diferentes ideas, porque simplemente no teníamos este derecho. Nuestro criterio nos lo teníamos que administrar con nosotros mismos. “Teníamos una educación impuesta”, se nos impedía expresarnos, teníamos que valorar la protección que recibíamos por encima de la libertad de expresión. Estaba establecido “el pensamiento único” que tratan de imponer siempre desde el Poder político vencedor.

Volviendo al principio de la denostación que se hacía de nuestro  pasado andalusí, en la que con la mayor impunidad, nos secuestraron tanto el conocimiento de la verdadera historia, así como el esplendor que supuso la llegada de los árabes y bereberes,  no solo para nuestra Península, si no para el resto del Mundo, lo que supusieron los innumerables descubrimientos y avances  conseguidos con la inteligente fusión que realizaron los nuevos conquistadores desde su llegada, ya que lograron crear una nueva cultura: “La andalusí” que fue el resultado de entroncar la nueva con las que ya existían en los pueblos conquistados sin que estos tuviesen que renunciar a  sus características personales de credos, costumbres y tradiciones.

Los valiosos conocimientos traídos del Oriente, incorporados a los que ya existían en la Península Ibérica pertenecientes al legado de otras civilizaciones que la habían conquistado con anterioridad, visibilizando sobretodo en la Arquitectura, dentro de lo que hoy se conoce en el mundo como el “arte árabe”. El mejor ejemplo lo tenemos en el existente arco ojival de origen Románico que ha pasado a conocerse como “arco árabe”.

Sí, necesitamos recuperar con orgullo el conocimiento de nuestro pasado andalusí y contrastar todo lo que en nuestros días nos legaron y lo que en la actualidad nos sigue uniendo en tradiciones, nombres geográficos, lugares, monumentos, arte, en miles de palabras, de origen andalusí, registradas en nuestros diccionarios, etc.

Ya es hora de “conocer la realidad” y como dueños que somos de nuestros pensamientos, decisiones e ideas, reivindicar a todos los niveles este derecho de poder censurar tanto lo positivo de la historia andalusí, como lo verdaderamente negativo y triste que fue su expulsión, que aún a día de hoy no podemos contemplar sin avergonzarnos al ver como de una forma inhumana, que por motivos políticos y religiosos, fue expulsado el Pueblo Andalusí con todos los derechos que les daban sus nacimientos en nuestro suelo durante más generaciones de las que a día de hoy nosotros llevamos siendo españoles.

Dentro de esta incomprensible expulsión también fueron perjudicados todos los habitantes no musulmanes con su derecho adquirido. Estos habitantes no musulmanes habían convivido durante tantos años sin discriminación de raza o religión, lo que se entendía como verdadera y necesaria “integración de las tres culturas”. En esos días y por decreto Real, fueron expulsados, todos los no pertenecientes a los intereses de los vencedores, llevando a un verdadero suicidio de esa sociedad que, con sus luces y sus sombras, fueron un auténtico ejemplo de convivencia en la libertad que da el respeto en la independencia de credos y costumbres.

La consecuencia inmediata de esta inaceptable expulsión, fue que, en primer término, todas las ciudades quedaron huérfanas y desatendidas en sus mercados y todo tipo de gremios, y aún peor, los campos quedaron vaciados de sus agricultores y los sistemas de regadío que los andalusíes había implantado.

Desde nuestro proyecto de “Medina Al Andalus” impulsamos la necesidad de que no debemos permitir por más tiempo que una Cultura tan importante como la de Al Andalus, quede condenada al ostracismo y peor, a la infamia de aquellos críticos o negacionistas que están especializados en extraer solamente las situaciones negativas que nos han llevado durante tantos siglos a la condena de una cultura que los mejores y más acreditados intelectuales académicos y arabistas cifran en porcentajes muy positivos el tiempo que duró la convivencia real y pacífica de Al Andalus. Hagamos justicia de unas páginas y unos actores de nuestra historia que fueron ejemplo para todo el Mundo, y reivindiquemos con orgullo un pasado y una cultura tan nuestra como lo fueron en su día el paso de culturas anteriores también al tiempo que restituir en toda su dimensión ese nuestro pasado, incluyendo el mejor análisis crítico de su ilegítima expulsión que nunca se ha analizado en profundidad su alcance de ignominia y dramática dimensión porque se hace incomprensible, como así fue criticada en su momento por todos los países civilizados de nuestro entorno, que la dimensión de ese dolor humano fuera ocultada durante su proceso, y años subsiguientes, y más incomprensible es que hoy día siga siendo un tema tabú sin necesidad de análisis porque somos incapaces de aceptarlo “Como una cruel realidad”. Creemos, que mirando para otro lado, nuestra conciencia no percibe el auténtico dolor y drama vivido por tantas familias obligadas a dejar sus hogares, sus trabajos, la tierra que les había visto nacer y crecer a ellos y sus antepasados de más generaciones que las que nos avalan a los habitantes que hoy vivimos en estas mismas tierras, tuvieran que recoger a sus hijos y personas mayores, que junto a las pertenecías que pudieran llevar consigo, embarcaran en las “Pateras” de entonces, hacia un destino incierto en las costas del continente africano.

Deseamos con optimismo crear en la conciencia de nuestra sociedad actual, y fundamentalmente en los jóvenes, que podremos recupera sin complejos la dignidad que merece nuestra historia y nuestra Cultura.

En nuestro proyecto de Parque Cultural Temático: Medina Al Andalus. Garantizamos esta puesta en valor de todo lo que representó y sigue representando para nosotros la cultura andalusí, y de ello, darán testimonio, los miles de jóvenes que trabajarán en este proyecto, en el que además de representar en cuatro áreas las distintas etapas de la historia de Al Andalus, también contará con el mayor Parque de Atracciones de última generación así como con centros de formación cíclica de profesiones como: orfebrería, cerámica, tematización y restauración que sirvan para la conservación de nuestros espacios de patrimonio histórico.

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